el autor

Mi foto
Kuma Almasy
Ver todo mi perfil

protagonistas

ya han visitado Derión

¡Afílianos! Photobucket

Síguenos en Facebook.

Obra propiedad de Kuma Almasy, prohibida su copia. Con la tecnología de Blogger.

Capítulo 2 Rendel

-Por fin os tengo donde quería bastardos- pensé fríamente mientras media mi próximo movimiento, mi anterior ataque había quebrado el caparazón de ese maldito monstruo. Debía acertar con el próximo ataque.
-¡Acabaré con vosotros asesinos!- me lance en picado con todas mis fuerzas.

Las flechas, en mi vertiginoso descenso, atravesaban la membrana de mis alas pero, no había dolor, mi honor me dominaba. Desde la parte más alta de su cascarón entré con toda mi furia, atravesando carne, órganos, hueso y finalmente su panza horonda, separada apenas por unos cuantos metros del suelo. La ciudad con patas se estremeció, gritando al aire con dolor y agonía. Lo siguiente era su caída, por lo qué, sin pensármelo demasiado comencé a correr a cuatro patas lejos de la pared de carne que amenazaba con aplastarme, saliendo pocos segundos antes de que ello pasará. Ahora comenzaba el ataque por tierra, los sakenses de Jonstunoloc estaban en su posición y esa batalla, en ese preciso instante, dejo de ser mi batalla, ya había cumplido, con los inocentes, con mi honor y conmigo mismo.

Esperé ocho largas horas sobre un pedrusco, bajo el sofocante sol de medio día, a que la batalla que se libraba sobre aquel titán acabará. Era curioso, como los Sakenses, esas tribus nómadas del desierto, habían sido capaces de domar a criaturas tan inmensas y además, haber construido sus ciudades sobre el caparazón, cómo si se tratará de suelo normal.

- Siempre viajando, siempre en lento movimiento, sobre ese monstruo de seis patas. Tal vez, ese majestuoso ser haya visto nacer, crecer y morir a miles de generaciones a sus espaldas y ahora, gracias a mi, tanto él, como todos aquellos que vivían sobre él, derraman su sangre sobre la arena del desierto- ¿Honor? ¿Dónde está el honor aquí? Pensé para mis más profundos adentros-
-¿Desde cuándo hablas solo Rendel?

Un chico, humano, joven y lleno de manchas de sangre, heridas superficiales y espada en mano se asomaba por uno de los lados de la roca. Con los ojos bien abiertos, miró mis alas y demostrando la ignorancia de su raza, no supo acallar sus palabras.

-¡Rendel! ¡Tus alas! Están…- miró por encima de mi cuerpo, al otro lado, intentando ver mi otra ala- totalmente rotas…- Siguió, mirando descaradamente, como si yo no estuviera allí- ¡Y estás sangrando!
-No es nada Bacuk, heridas leves nada más- Intente quitarle importancia al asunto, aunque, en verdad, escocían a rabiar.
-Pero, necesitas ayuda, espera buscaré a Kara.
-No te molestes, ya se curarán.
-Pero…

No le deje acabar, me puse en pie de un salto y me las miré detenidamente. Realmente era cierto, tenía las alas hechas un asco y por culpa del combate, estaba realmente cansado, necesitaría más de un día para recuperarme de aquello.

-Habéis ganado- le miré fijamente- ¿No es así, Bakuc? Hace rato que dejé de escuchar el ruido de la batalla.
-Sí y todo es gracias a ti Rendel, sabía que nos…

Realmente está gente necesitaba mis servicios. El chico humano seguía parloteando, alabándome con incontables elogios, como la solución llegada de los cielos.

-… ha sido espectacular cuando as atravesado…-
-Llévame al Jonstunoloc- Corte sus palabras con poco respeto pero, mi mirada comenzaba a nublarse y no sabía cuánto tiempo podría mantenerme en pie, debía abreviar- en mi estado no puedo volar y si te soy sincero, no sé, cómo subís a ese ser, enséñame a usar las patas Bakuc- le dedique una sonrisa, al fin y al cabo, él me encontró y me cuido cuando más lo necesitaba. Yo estaba más en deuda con él, que toda su gente conmigo.

Comencé a andar, tras bajar del risco de un salto, aunque las fuerzas me fallaron y perdí un poco el equilibrio a los pocos metros. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba bajo mi brazo, intentando cargar mis más de ciento cincuenta kilos sobre su delgado y magullado cuerpo. No pude más que sonreír y alejarme con la ayuda de mi pequeño amigo humano, Bakuc.

Mientras, tras nosotros, se despojaba a los cadáveres de todas sus pertenencias, las mujeres y niños eran apresados y miles de cuerpos, entre ellos, mi caza personal, ardían bajo el sol de medio día.

2 gotas de sangre.:

Trece dijo...

Está genial !
Estaba en mi lista de blogs pendientes y me he leído los dos capítulos de una sentada, es el tipo de historia que me encanta, la temática, el vocabulario y las expresiones. Sin contar los nombres.
Espero el próximo impaciente. :)

ivan dijo...

La verdad que Rendel es el drankengar mas de pueblo que me he echado a la cara XD