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Capítulo 8 Rendel (Parte I)


El aire frio me acariciaba el hocico y me traía el intenso olor a muerte, tal era el hedor, que incluso era capaz de dejarme entumecido el sentido del olfato.

Bajo mis patas desnudas se abría paso al infinito, una llanura salpicada solo por inmensos fuegos que bailaban hasta el cielo, formando inmensas columnas de llamas y humo. Una tierra desnuda ante el implacable viento, exenta de vida alguna, de piedra negra y tierra muerta.

Ante tan desolado lugar mi corazón encogió, se estremeció dando grandes bocanadas de sangre a mi cuerpo, preparándome para cualquier cosa. Eché en falta mis armas en un lugar tan inhóspito, tan amenazador. En ese mismo instante, tras una cegadora luz, note mi cuerpo más pesado, recubierto por algo y mis garras, ya no estaban desnudas. En mi garra derecha, mi fiel compañera lucia con brillo, Ysnalyn mi inseparable lanza larga. En mi garra izquierda, un escudo de torre, algo que desde mi entrenamiento en mi patria, no había vuelto a usar, éste, de color plata y rebordes dorados era sin ninguna duda, una pieza sagrada. Mi cuerpo estaba cubierto, ya no notaba el frio del lugar, una armadura claramente fabricada únicamente en titanio real, con bellos grabados y acabada en plata cobijaba mi piel de los elementos. Clave a Ysnalyn en el suelo y palpe con presteza toda la armadura, buscando símbolos o algo que me dijera qué magia la había hecho llegar hasta mí, lo único que pude hallar se encontraba en mi hombro izquierdo, lugar donde una capa negra era sujetada, por el inconfundible broche de la Guardia de la Pesadilla. ¿Por qué, de nuevo, lucia esa armadura?

-¡Rendel!- un grito con mi nombre resonó por la inacabable llanura, retumbando en el infinito, proveniente de mil lugares, pero de ninguno a la vez. Busqué con la mirada, intentando encontrar el autor de dicho grito o simplemente a alguien que me diera una explicación, oteando en la lejanía, escudriñando con la mirada a mí alrededor y… nada. No había nadie en aquel inmenso lugar, me encontraba solo entre numerosos incendios y ante el frio aire.

2 gotas de sangre.:

Divinum Eximia dijo...

Ya te lo he dicho varias veces, y es me encanta la forma en la que expresas los detalles, y sobretodo el diálecto que utilizas a la hora de escribirlo todo. Te admiro porque a mí me cuesta horrores, por no decir que ni lo consigo.

Siento haber respondido tan tarde, pero es que no he tenido tiempo para dedicarme a leer los blogs, y hoy he decidido que ya me toca.

Un saludo^^

Kuma Almasy dijo...

Te entiendo a la perfección Divinum yo tambien voy muy mal de tiempo. Tengo que seguir avanzando en tu historia, a ver cuando puedo. Muchas gracias por tus comentarios^^ me animas muchisimo a seguir con esto :) y a todo esto, si ves fallos no te cortes eh jeje cuidate